La vida en las zonas rurales de Ruanda está marcada por retos diarios. Muchas familias viven sin acceso constante a la comida, al agua limpia, a la electricidad o a una atención médica confiable. La mayoría sobrevive gracias a la agricultura en pequeña escala, pero el clima y los mercados inestables suelen dejarles sin lo suficiente para vivir — mucho menos para ahorrar o progresar.

Los niños enfrentan riesgos adicionales. En algunas comunidades todavía ocurren abusos y explotación, sobre todo donde la pobreza, el aislamiento y la falta de información dificultan proteger a los más vulnerables.

Aunque Ruanda cuenta con leyes y sistemas de apoyo, en las zonas remotas no siempre son accesibles ni se aplican de forma constante.

El acceso a las necesidades básicas sigue siendo desigual:

• Muchas familias comen solo una vez al día.
• El agua limpia suele estar lejos.
• La electricidad y la atención médica son limitadas en los pueblos.
• La escuela primaria es gratuita, pero los costos de útiles escolares dejan fuera a los más pobres.
• El saneamiento es básico y la higiene difícil de mantener.