Nunca me pierdo un programa de diseño de interiores. He transformado mi propio espacio para que se sienta como «Navidad en Viena», cada pieza cuidadosamente elegida trae alegría tanto a la vista como al alma.
Todo hogar debe ser digno del espíritu humano. Debe irradiar paz, felicidad y seguridad. No necesitas dinero infinito, solo un deseo infinito, una pizca de conocimiento y mucha paciencia.
Una dosis de realidad desde África
Desde 2017, he visitado innumerables hogares africanos. Cada vez, me digo a mí misma que ahora soy más fuerte, que no me romperá de nuevo. Soy un experto en engañarme a mí misma.
Ayer, Jure me envió una foto de una casa africana “más rica”. La energía era inconfundible: muerta, triste, desgarradoramente vacía de todo lo que damos por sentado.
Cuando les preguntaban qué necesitaban, su respuesta quebraría a la persona más fuerte: “Está todo bien, no nos falta nada… nuestro hijo come en la escuela.”
La gratitud por la comida escolar de sus hijos es inmensa. El miedo a pedir cualquier otra cosa –por miedo a perder incluso eso– es aún mayor.